El actual presidente de E.E.U.U. es el centro de todas las miradas de nuevo por un supuesto fraude fiscal llevado a cabo en México durante la ejecución de uno de sus proyectos.
Al parecer, el nuevo presidente de los Estados Unidos de América, el controvertido Donald Trump, se está convirtiendo en algo así como la salsa diaria y obligada de nuestros nachos. Y no lo decimos porque nos resulte agradable, sino porque Mr. Trump, de alguna u otra forma, siempre está presente en el día a día de los ciudadanos de nuestro país.
Esta vez, la noticia tiene que ver con un intento de inversión del multimillonario presidente en México hace algo más de diez años. Trump puso sus ojos en Tijuana, donde pretendía abrir un lujoso complejo turístico a escasos metros de la playa que se hubiera llamado Trump Ocean Resort Baja México. Dichas instalaciones eran parte de un plan que comprendía tres torres con salas destinadas al ocio y otras actividades de entretención y más de 500 apartamentos con las mayores comodidades.
Según diferentes informaciones, el proyecto continuaría desarrollándose con la incorporación de un Casino de lujo, que contaría con varias salas repletas de aparatos relacionado con los juegos de azar tales como: ruletas, máquinas tragamonedas, mesas de póker y blackjack, etc. además de un bar y otros salones para diversos eventos y reuniones.
En resumen, de no haberse interrumpido su construcción, se hubiera convertido en el punto de entretención más relevante de Baja California y uno de los más destacados de todo el país.
De hecho, durante al menos dos años después de la fiesta de inauguración del proyecto en San Diego, se usó la imagen de Donald Trump a lo largo del área de Tijuana y Ensenada con el fin de vender el mayor número de departamentos privados posible. Además, la excavación de un inmenso socavón en el lugar en el que se hubiera situado la primera torre fue llevada a cabo por la firma estadounidense Irongate Capital Partners o Irongate Wildhire LLC (definida de forma diferente por varias fuentes), responsable de la ejecución de las obras y con la que Trump ya había hecho negocios previamente.
Durante este tiempo, los compradores estafados compraron alrededor de 130 de estas unidades, por un precio medio de 160 mil dólares americanos (unos 3,2 millones de pesos) y sin tener la menor sospecha del desastre que se avecinaba.
Fue poco después de que la crisis se iniciara a finales de 2007, a principios de 2008, cuando el ambicioso proyecto perdió el apoyo financiero con el que contaba, eliminando toda esperanza de llevarlo a cabo. Trump rompió el acuerdo con Irongate, argumentó defectos de forma en el cumplimiento del contrato por parte de la empresa constructora y se desligó totalmente del proyecto. Trump envió una carta a los defraudados, que a esas alturas habían pagado más de 30 millones de dólares, haciéndoles saber que su única vinculación con el fallido proyecto tenía que ver con sus derechos de imagen.
Sin embargo, Trump tuvo que aceptar su responsabilidad en el caso y fue señalado por los engañados compradores como el principal motivo de su inversión. Si Trump no hubiera puesto su imagen y nombre al proyecto, muchos compradores no habrían invertido.
Tras la demanda interpuesta por parte de los compradores a Trump, se llegó a un acuerdo amistoso para el pago de parte del dinero estafado. Y, aunque nunca se reveló la cifra desembolsada, de alguna manera se satisfizo a las personas implicadas.
Desde ese momento, las futuras inversiones que el millonario tenía previstas realizar en diferentes regiones de nuestro país, se verían seriamente afectadas.
A pesar de esto, parece que el asunto aún sigue vigente, sobre todo tras las acciones realizadas por el ex diputado Jaime Martínez Veloz. Según Martínez, que ha interpuesto una demanda contra el actual presidente de Estados Unidos ante el Ministerio Público de la Federación, el magnate obvió leyes locales y nacionales en cuanto a los medios de inversión y construcción del complejo, suponiendo esto un fraude fiscal.
Finalmente, hay que señalar que Martínez ha ido aún más lejos, ya que redactó y envió una carta a Jorge Aztiazarán Orcí, presidente municipal, en la que pide su intervención en el esclarecimiento de la situación y, en el caso que las tuviera, la exigencia de responsabilidades a Trump.