Los bienes que conformaban el Taj Mahal Casino Resort, definido en su inauguración por el megalómano presidente como la ´octava maravilla del mundo´, están siendo subastados al público antes de la demolición del inmueble.
Fue en el año 1990, cuando el actual presidente del país vecino, Donald Trump, inauguró un ambicioso proyecto que conformaba un complejo de entretención en Nueva Jersey y que se convertiría en una de las referencias de la industria del juego en aquella época: el Trump Taj Mahal Casino Resort.
Nos encontramos en la era dorada de los salones de juego en la costa este estadounidense, cuando se invertían cantidades más que desorbitadas para desarrollar negocios en los que se ponían grandes expectativas. Este era el caso del casino de Trump, que llegó a invertir, según sus propias palabras 1000 millones de dólares. Sin embargo, las previsiones no se cumplieron.
La multimillonaria inversión tuvo en la financiación con bonos basura su inicio y su final. Además, la compañía que gestionaba el edificio se declaró en quiebra hasta en cuatro ocasiones, algo que acabó siendo totalmente insostenible para el negocio.
Después de casi un año de su cierre de forma permanente -octubre de 2016- cuando las pérdidas del emblemático salón de juego de Atlantic City se elevaban a 350 millones de dólares, poco queda ya del que fue uno de los casinos más importantes del panorama mundial.
Y ahora todos los elementos que forman parte del mobiliario interior de la obra están siendo subastados. La firma que se encarga de la puja es National Content Liquidators, cuyos portavoces han asegurado que el proceso de venta se mantendrá activo hasta que se liquide toda la mercancía.
Entre otras cosas, el público interesado podrá encontrar mobiliario del hotel, tales como: sillas, lámparas, mesas, camas, pianos, televisiones, etc. Además, también se pusieron en venta otros elementos habituales de las salas de casino: tableros de póker, ruletas, mesas de blackjack y muchos otros artículos relacionados con el mundo del azar.
De esta forma, todos aquellos fanáticos o clientes del complejo podrán adquirir una parte del mismo antes de que la multinacional Hard Rock derribe el edificio y construya un nuevo centro de juego de la marca.
Este es el caso de Jason Bourne, que no pudo hacerse con uno de los objetos por los que viajó a Atlantic City cuando tuvo conocimiento de la subasta:
Me habría gustado comprar una mesa de ruleta o de blackjack con el nombre de Trump.
Más suerte tuvo un cliente habitual del casino, Gerald Winchester, que pudo hacerse con una TV de una de las habitaciones:
No me interesan las arañas, pero me gustaría un televisor para mi dormitorio. He estado en tantas habitaciones de este hotel que probablemente ya miré este televisor.
Para hacerse con los terrenos donde se alzará el futuro hotel-casino, la poderosa entidad creada por Isaac Tigrett y Peter Morton en 1971, tuvo que pagar 50 millones de dólares al actual propietario del Trump Taj Mahal, el empresario e inversor Carl Icahn.
Finalmente, una vez concluya la subasta, comenzarán las obras del nuevo mega establecimiento, cuyas puertas esperan abrirse al público en 2018, salvo que se sufran retrasos en la construcción del nuevo edificio por distintos imprevistos.