Los abuelos y abuelas mexicanas son víctimas potenciales de la atracción que los Casinos provocan sobre muchos de ellos
La ludopatía es una enfermedad que se ha convertido en interés público no solo en México, sino en la mayoría de los países del mundo en el que existen opciones de juego. Este problema afecta a personas de cualquier rango de edad, aunque puede hacerse más evidente en personas que, por un motivo u otro, no se encuentran ociosas en su día a día. Este es el caso de los hombres y mujeres en la tercera edad.
Un ejemplo de ello es el que nos cuenta el diario El Sol de México en su edición de Querátano sobre Roberto.
Este hombre, ya retirado, en una buena posición social, que percibe dos jubilaciones e incluso renta una propiedad que le retribuye otras ganancias personifica esta historia, que podría estar representada por cualquiera de los anónimos ancianos que han padecido o padecen el problema de la ludopatía.
Roberto llevaba una vida de retiro de lo más normal y solía hacer lo que muchos abuelos y abuelas de nuestro país acostumbran a hacer: leer el periódico, ir al mercado, ayudar en las tareas del hogar, pasar tiempo con su nieto, etc.
Hasta una mañana en la que se encontró casualmente frente a la fachada de una sala de Casino. Todo lo que contempló en su interior le fascinó y decidió empezar a visitar el lugar habitualmente y participar de sus juegos de azar.
No quiso decir nada a su familia e inventó excusas para poder pasar algún tiempo en las instalaciones del Casino apostando y jugando a diferentes máquinas tragamonedas. Este tiempo fue aumentando, como también lo hicieron sus pérdidas. El círculo vicioso en el que entra un ludópata es así: pierde, vuelve a apostar para recuperarlo. Si gana cree que está en racha y si pierde vuelve a intentarlo.
La forma de actuar de Roberto levantó las sospechas de su mujer e hija, a las que finalmente tuvo que confesar su adicción al juego y sus pérdidas económicas.
Nuestro protagonista se puso en manos de un profesional para ayudarlo en su problema y que desveló que Roberto recurrió a participar en los juegos de Casino debido a un vacío personal provocado por el sentimiento de abandono que sentía por parte de su familia. Afortunadamente, ya es consciente de su enfermedad y ha conseguido afrontarla e incluso formar parte de un grupo de autoayuda para apoyar a personas que se encuentran en su situación.
Como bien hemos dicho, este caso, aunque personificado en Roberto, podría extenderse a muchos otros de nuestros ciudadanos. Es importante disfrutar de los juegos de Casinos siempre con la máxima responsabilidad y hacer caso a las advertencias que encontramos en estas mismas salas para la prevención de estas situaciones.